lunes, 25 de julio de 2011

You're my everything


Gerard, te estás poniendo viejo… a veces me pregunto qué fue de esa pálida y tersa piel que tenías en tu cara. ‘¿Qué  carajo es esto?’ gritaste al ver esa cana esa mañana, yo lo recuerdo, me desperté alerta por si alguien había entrado a la casa… y no, sólo era un cabello blanco.
Gerard… oh, Gee. Me encantaría volver a verte tan joven y fuerte como estabas antes. Haciendo bromas por doquier, besándome en cada oportunidad, queriendo hacerme el amor cada una de las noches que pasábamos juntos. ¿Y ahora? Querido, creo que apenas tienes fuerzas para decirme que ‘hoy no’.
¿Recuerdas los sábados a la noche de nuestra juventud? Nos quedábamos en la calle esperando el amanecer, cantando, despertando a los vecinos. ¿Recuerdas que te tiraban cosas? Y tú les respondías con un ‘Soy feliz, ¿es tan difícil entenderlo?’ y me besabas… y yo reía. El tiempo ha pasado, Gerard, mucho tiempo ha pasado, pero aún me siento como en esas calles cada vez que pones un poco de música para ambientar la casa, y a veces, sólo a veces, canto solitario en mi cabeza al recordar tu dulce voz, ahora corrompida por el cigarro.
Oh, Gerard, cómo me gustaría volver a vivir esos tiempos, donde todo parecía tan fácil, donde no nos cubríamos de la lluvia cuando nos tomaba desprevenidos, donde no teníamos problema en tocar un timbre y salir corriendo.
Y allí estás, mirándome escribir esto, poniendo la misma vieja canción una y otra vez, invitándome a bailar en la pequeña sala de nuestro departamento.
Río. Gerard, te ves tan patético pero tan tierno a la vez. ¿Qué pasó con esos movimientos tan ágiles que tenías? ¿Qué te ha sucedido? Sólo han pasado diez años para mí, pero parecen como cuarenta para ti.
Y mira, tus arrugas, tus cabellos pálidos, tu figura… te ves tan maravilloso como siempre.

No hay comentarios: