lunes, 25 de julio de 2011

Perfectly Imperfect | Capítulo 1

I’m in love with a stranger

Lo busqué con la mirada. Allí estaba, como todos los días, debajo de la estatua, en el medio de la plaza, haciendo su arte.
Me abrí paso entre los curiosos que se habían parado frente a él.
¡Mírenlo! Dibujando, pintando, creando esos cuadros hermosos, de los cuales yo me había llevado seis.
A diferencia de los chicos de mi edad, no gasto mi mesada -si es que tengo una- en porno, videojuegos o algo así de estúpido: sino en esto, en arte; su arte.
Me saqué la mochila de los hombros y la dejé a mi lado. Me senté y lo observé como cada tarde, memorizando cada uno de sus gestos y todas sus facciones.
Estaba concentrado. Su negro cabello tapaba sus ojos. Y de vez en cuando miraba a sus ‘fans’, posando por último su mirada en mí y sonriendo… como siempre.
¿Me gusta? No lo sé. Tengo diecisiete años, hormonas a flor de piel y necesito experimentar para dar un veredicto… y me gustaría hacerlo con él.
Una señora grande se acercó.
-Perdone, ¿cuánto sale ese cuadro, el de la izquierda? –dijo, señalando a uno de los más hermosos cuadros que había pintado; lo tenía allí desde hacía una semana, aún no lo había vendido.
-Si me espera un momento, ya le digo… –susurró, secándose un poco las manos. La mujer sonrió, y esperó.
-Diez con setenta –respondí yo. Ella miró sorprendida, y él sonrió sin mirarme- y, si quiere, puede llevarse estos dos pequeños cuadros, los cuales le saldrían a mitad de precio –sonreí. Me había aprendido cada uno de los precios, los materiales, los nombres y movimientos que él hacía para vender bien su mercancía.
Se llevó el cuadro grande, al final, y también los chicos.
La gente se fue dispersando mientras caía la tarde. Al final, él comenzó a levantar todo mientras yo me ponía de pie. Lo miré por última vez y me di la vuelta, dando algunos pasos lentos, cuando sentí una mano en mi hombro.
-Hey, niño – ¿niño? Está bien que tenga una debilidad por vos, pero no me llames niño.- esto es tuyo… –me dijo, tendiéndome varios billetes. Lo observé, y los agitó para que los tomara.
Los agarré con desconfianza. Prendió un cigarrillo en su boca.
-Te vi muchas veces por acá… ¿Acaso tus padres no notan que estás fuera todo el día? –sonreí tristemente.
-Mis padres están… separados. A él no lo veo desde hace tres años. Ella… bueno… ¿alguna vez viste a la madre de Nelson en Los Simpsons? Es ella en carne y hueso. Se la pasa fuera de casa, con un nuevo novio cada semana, toma… no creo que esté en casa en toda la tarde… –me observó, entrecerrando los ojos- en realidad, creo que está inconsciente en un hotel barato, junto a un hombre el cual, por mucha casualidad, vuelva a ver en meses en medio de un supermercado… –me siguió observando, pisando su cigarrillo totalmente fumado en la acera.
-Si me ayudás a terminar de guardar todo, te invito a cenar a casa… -tomó una bolsa de residuo negra- … supongo que a tu madre no le va a molestar, ¿o sí? –sonreí, y lo ayudé.
Tomé mi mochila y empezamos a caminar.
-¿Qué llevás en esa mochila? –Preguntó.- Claro, si puedo saber…
-Las cosas de la escuela, una camiseta limpia, mis dibujos…
-¿Dibujás?
-Sí… –calló por un minuto. Subimos al auto, y él acomodó sus cosas atrás. Empezó a conducir.
-Bueno, podrías mostrármelos en casa… -me sonrió y lo copié.
Me quedé mirándolo. Era tan hermoso, nadie podía negarlo. Sus ojos verde esmeralda se escondían detrás de su cabello color carbón. Sus labios eran finos, y estaban curvados formando una débil sonrisa… muy hermosa. Me observó por el rabillo del ojo y sonrió al ver cómo me sonrojaba y quitaba la vista de él instantáneamente. 



No hay comentarios: