lunes, 25 de julio de 2011

Perfectly Imperfect | Capítulo 6

Keep moving foward




Me desperté con un fuerte olor a quemado y fui directamente a donde creí que estaba la cocina. Lo encontré cocinando unas tostadas y reí al ver su expresión defraudada al sacar los cuadrados totalmente negros de la ornalla. Me observó, divertido, y se acercó a mí.


-¿Cómo dormiste? -me preguntó, regalándome un corto abrazo. Lo miré enternecido y le sonreí.

-Mejor que nunca. Gracias. -sonrió- Y gracias por... eso. -señalé las tostadas y rió.

-¿Sabés hacer? Siempre salgo a comer afuera, así que... -sonreí y lo aparté.

Cociné unas tostadas que comimos entre risas e historias. Levantamos la mesa de la misma manera y puso un florero en medio de la mesa, pero sin ninguna flor. 


Lo miré, él comprendió y suspiró.

-Desde que mi esposa murió, no quise poner flores en esta casa. A ella le encantaban... -se quedó mirando a la nada con los ojos llorosos, así que me acerqué y lo abracé.

-Gerard, te comprendo, pero... -lo miré a los ojos y le saqué una risa detrás de su oreja- ...tenés que dejar el pasado y seguir hacia el futuro. -sonreí viendo la expresión estupefacta de mi pintor.

-¿Cómo...? ¿Cómo fue que hiciste eso? -sonreí, dejando la flor en el florero.

-La magia es algo que heredé de mi padre y, lastimosamente, una de las únicas que recuerdo... -sonrió.

-Me vas a enseñar, ¿no es así? -reí.


-Un buen mago nunca revela sus trucos... -saqué un mazo de cartas de mi manga derecha y me senté a hacerle unos trucos simples.

Las horas se nos pasaron y a las once partimos hacia la plaza, con la promesa de que haga trucos de magia mientras él pintaba.


Cuando llegamos a la plaza vimos a las mismas personas mayores que siempre esperaban con fanatismo al fascinante pintor y a su nuevo... ¿ayudante? 

-Señoras, señores... y princesas presentes. -le guiñó el ojo a una niña rubia que se escondió tras el vestido de su abuela, despertando risas enternecidas de los demás, incluso en mí.- tengo el placer de tener a mi lado el día de hoy a Frank 'el magnífico', que va a acompañarme con su maravillosa magia -todos me sonrieron.

Él comenzó a pintar, y yo me paralicé. Él hacía esto todos los días y yo nunca había actuado frente a un público, nunca nadie además de mi padre había visto mi magia.

La niña. Un buen comienzo.

Me miraba a través del vestido de su abuela y me acerqué a ella. Le sonreí y le saqué la misma flor de detrás de la oreja que a Gerard. Se la entregué y se le quedó viendo, anonadada. 

Hice algunos trucos. No era fácil no teniendo un equipo de magia adecuado, es decir, un mago necesita su equipo para hacer magia como un perro a su correa o un cartero a sus cartas...


Mentiras. Un verdadero mago sólo necesita sus manos, quizás un mazo de cartas, confianza en sí mismo y una víctima... más comúnmente llamada 'espectador'.

Hice todos los trucos que recordaba, y terminé con el de la pelota que se agranda y se achica justo cuando Gerard comenzaba a guardar las pinturas.

Llegamos a su casa riendo, por primera vez en años lo hacía de verdad. Por primera vez en años me sentía bien con alguien, con mí mismo, por fin desde hace mucho tiempo me sentía feliz de pasar todo mi tiempo con alguien, y...

Gerard, estás comenzando a enamorarme.




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