There are so many things that I want you to know
Lo terminé, y él su taza. Puso su mano en mi hombro.
-¿Sos vegetariano? –Asentí con la cabeza. Sonrió- Es cómo ves al mundo, Frankie… y la verdad, es muy interesante.
-Gracias, Gerard… –me ofreció el café, y nos sentamos en la mesa. El se sirvió otra taza más.
-Decime, ¿por qué nunca me hablaste? ¿Por qué nunca me pediste ayuda con un cuadro, o algo? –callé. No podía saber que me gustaba. Era estúpido, desubicado…- las únicas veces que me dirigiste la palabra fue para comprar las pinturas…
-No lo sé, Gerard… yo… no lo sé… -sonrió.
-Desde ahora, vas a tener clases de pintura conmigo, todos los días después de clases, vas a ir a la plaza, junto a mí. Allí te voy a enseñar lo básico y lo no-tan-básico de la pintura… o al menos de la mía –sonreí.
-Ya me lo habías dicho, Gerard… ¿no te acordás? –Sonrió tristemente.
-Sí, es cierto. Lo siento, simplemente hoy se cumple dos años de… nada. No importa. –volvió a sonreír falsamente, y yo asentí con la cabeza.
Por una de las únicas cosas por las que estoy orgulloso de mí mismo es por saber interpretar –generalmente bien- los gestos de la gente. Algo encondés, Gerard, y yo lo voy a averiguar.
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