Narra: Frank Iero
-No tengas miedo, Frank. No es el fin del mundo. -me dijo Ray- es más, puede ser el comienzo de uno... -Tocó el timbre de una de las casas y esperamos. A eso del minuto. un tipo nos abrió -¡Hey, Gee! -Exclamó Ray en forma de saludo.
'Gee' estaba tomando una cerveza, y al instante abrió los ojos; eran de un brillante verde esmeralda. Se limpió con la lengua la espuma que le había quedado en el labio. Miró a Ray, y luego posó sus ojos sobre mí. Me miró de abajo hacia arriba, quedándose en mis ojos, escrutándolos.
-¿Es él? -Ray asintió, y yo me ruboricé. 'Gee' sonrió- Pasen. -Pasamos a su casa. Era un desastre, pude ver una camisa (muy) sucia arriba del sillón, en la otra habitación; pero igualmente era acogedora, me gustaba.
Nos condujo hacia el garage, y vi cómo los demás estaban afinando sus instrumentos.
-Frank, él es Bob, -el rubio me saludó con una sonrisa y sus baquetas -Mikey, -me saludó algo concentrado en su bajo- y, bueno, Gerard, que es la voz. -Éste siguió con su cerveza, sin mirarme ni dirigirme la palabra.
Todos se pusieron en sus lugares, y esperaron en silencio a que Gerard terminara la bebida. Hecho esto, me miró.
-¿Tenés las partituras que Ray te dio hace unas semanas? -Asentí. Se puso en su lugar, tomó el micrófono y se fijó nuevamente en mí- ¿Y tu guitarra?
-En la camioneta -abrió grande los ojos, y se quedó quieto durante unos segundos.
-Perdón, ¿cómo dijiste? -Los otros integrantes se miraron, estupefactos.
-En la camioneta de Ray...
-Uhm, -dijo éte- ...yo voy... -sacó sus llaves del bolsillo y se sacó su guitarra de encima.
-Tranquilo, Iero y yo iremos... -dijo Gee. Tomó las llaves de Ray y fuimos hasta la camioneta. Abrió el baúl, y yo intenté tomar la guitarra, aunque estaba muy adentro.
Noté cómo Gee sacaba su atado de cigarrillos del bolsillo; tomó uno y lo encendió. Se consumió rápidamente en su boca. Sacó otro y lo encendió.
-Fumar es malo para la salud -dije, cuando pude al fin sacar la guitarra. Él me observó, perplejo.
-¿Perdón?
-Es malo para la salud, te puede afectar la voz... -tomé el cigarro en mis manos y comencé a fumarlo. Sonrió, con una sonrisa que no había visto nunca.
Sacó otro cigarrillo, lo entendió, y lo fumó. Me miró, tranquilamente, de arriba abajo, de abajo arriba.
Terminamos casi al mismo tiempo y lo apagamos en la acera. Volvimos adentro, nos ubicamos y comenzamos.
Si hay algo que me identifica al momento de hacer música es que me vuelvo loco, y se ve que a Gerard eso le gustó. ¡No me sacó la vista de encima en ningún momento!
-Frank, estás dentro -dijo Gerard. Los tres chicos se miraron, extrañados.- ¿Alguien más que yo quiere una cerveza? ¿No? Bueno... -dijo, y salió de la habitación en busca del alcohol.
Se quedaron mirándome; yo comencé a morderme las uñas y a mirar los tatuajes de mis manos, lo que hago cuando estoy nervioso.
-Bueno, ya... ¡¿Qué pasa?! -Dije histérico.
-No había dicho perdón en meses, tampoco se había quedado tildado... -dijo Ray.
-Tampoco había metido a alguien a la banda tan pronto... -Murmuró Bob. Callaron todos, hasta que Mikey me miró sobresaltado.
-Un momento... ¡¿Fumaron juntos?! -Asentí. Los tres rieron.- Acá vamos de nuevo.
-¿Qué? -Pregunté.
-¿Qué nombre les pondrán las fans esta vez? -Dijo Bob, aún riendo.- ¿Grank?
-¿Wayro? -Dijo Ray.
-¿Iay? -Dijo Mikey, y estallaron todos en risas.
-A mí me gusta Frerard... -Dijo Gerard, que estaba en el humbral de la puerta del garaga, con su cerveza en la mano y un cigarrillo consumiéndose en su boca. Todos callaron y bajaron la vista, como si lo que estuvieran diciendo fuera malo.
¿Quién sabe? Quizás sí lo fuera, y yo aún no estuviese enterado.
-Frank... -me llamó. Dejé la guitarra en su lugar y lo seguí hasta el patio trasero. ¡Sí que había pasado el tiempo! Era de noche ya.
Se sentó en medio del parque, y yo lo acompañé. Nos quedamos en silencio; terminó su cerveza y la tiró.
-¿Qué fue eso? -Me atreví a preguntar. No respondió enseguida, lo pensó. Y mucho. Veía cómo, en silencio, el cigarrillo se consumía en sus labios. Y luego otro. Y otro. Y otro más.
Cuando iba por la mitad del quinto, me miró.
-¿No te gusta el nombre Frerard? -Me preguntó. No sé si era irónico o sarcástico, o si simplemente me lo preguntaba en serio.
-Gerard... no lo entiendo... -sonrió.
-Llamame Gee... -un cigarro más pasó por el ciclo de Gerard. Salía del atado, se posaba en sus labios, ardía con el fuego del encendedor y se consumía lentamente, al compás de la respiración de Gee.- Frerad es el compuesto de nuestros nombres. 'Fr' de Frank, 'Erard' de Gerard. También los otros que dijeron.
-Sigo sin entender... ¿Para qué fusionarían nuestros nombres? -Calló de nuevo. Me pasó un cigarrillo y fumamos juntos. - ¿Por qué rieron cuando les dije que habíamos fumado juntos? -Cambié mi pregunta.
-Nunca fumo con nadie... y menos les doy de mis cigarrillos... -miré el cigarro.
-¿Y por qué yo sí? -Calló de nuevo- Gerard... -se levantó y caminó, y algo me dijo que debía quedarme allí.
-Es fácil, -dijo Bob, sentándose a mi lado- hay una... 'leyenda' en esta banda... Cada vez que alguien inicia... inmediatamente se lo vincula con Gee... Hasta que paso una de dos cosas: o no pasa nada, o pasa lo que pasa...
-¿Lo que pasa?
-Lo que pasa, sí
-Y... ¿qué pasa?
-El Frerard... quizás exista...
-No tengas miedo, Frank. No es el fin del mundo. -me dijo Ray- es más, puede ser el comienzo de uno... -Tocó el timbre de una de las casas y esperamos. A eso del minuto. un tipo nos abrió -¡Hey, Gee! -Exclamó Ray en forma de saludo.
'Gee' estaba tomando una cerveza, y al instante abrió los ojos; eran de un brillante verde esmeralda. Se limpió con la lengua la espuma que le había quedado en el labio. Miró a Ray, y luego posó sus ojos sobre mí. Me miró de abajo hacia arriba, quedándose en mis ojos, escrutándolos.
-¿Es él? -Ray asintió, y yo me ruboricé. 'Gee' sonrió- Pasen. -Pasamos a su casa. Era un desastre, pude ver una camisa (muy) sucia arriba del sillón, en la otra habitación; pero igualmente era acogedora, me gustaba.
Nos condujo hacia el garage, y vi cómo los demás estaban afinando sus instrumentos.
-Frank, él es Bob, -el rubio me saludó con una sonrisa y sus baquetas -Mikey, -me saludó algo concentrado en su bajo- y, bueno, Gerard, que es la voz. -Éste siguió con su cerveza, sin mirarme ni dirigirme la palabra.
Todos se pusieron en sus lugares, y esperaron en silencio a que Gerard terminara la bebida. Hecho esto, me miró.
-¿Tenés las partituras que Ray te dio hace unas semanas? -Asentí. Se puso en su lugar, tomó el micrófono y se fijó nuevamente en mí- ¿Y tu guitarra?
-En la camioneta -abrió grande los ojos, y se quedó quieto durante unos segundos.
-Perdón, ¿cómo dijiste? -Los otros integrantes se miraron, estupefactos.
-En la camioneta de Ray...
-Uhm, -dijo éte- ...yo voy... -sacó sus llaves del bolsillo y se sacó su guitarra de encima.
-Tranquilo, Iero y yo iremos... -dijo Gee. Tomó las llaves de Ray y fuimos hasta la camioneta. Abrió el baúl, y yo intenté tomar la guitarra, aunque estaba muy adentro.
Noté cómo Gee sacaba su atado de cigarrillos del bolsillo; tomó uno y lo encendió. Se consumió rápidamente en su boca. Sacó otro y lo encendió.
-Fumar es malo para la salud -dije, cuando pude al fin sacar la guitarra. Él me observó, perplejo.
-¿Perdón?
-Es malo para la salud, te puede afectar la voz... -tomé el cigarro en mis manos y comencé a fumarlo. Sonrió, con una sonrisa que no había visto nunca.
Sacó otro cigarrillo, lo entendió, y lo fumó. Me miró, tranquilamente, de arriba abajo, de abajo arriba.
Terminamos casi al mismo tiempo y lo apagamos en la acera. Volvimos adentro, nos ubicamos y comenzamos.
Si hay algo que me identifica al momento de hacer música es que me vuelvo loco, y se ve que a Gerard eso le gustó. ¡No me sacó la vista de encima en ningún momento!
-Frank, estás dentro -dijo Gerard. Los tres chicos se miraron, extrañados.- ¿Alguien más que yo quiere una cerveza? ¿No? Bueno... -dijo, y salió de la habitación en busca del alcohol.
Se quedaron mirándome; yo comencé a morderme las uñas y a mirar los tatuajes de mis manos, lo que hago cuando estoy nervioso.
-Bueno, ya... ¡¿Qué pasa?! -Dije histérico.
-No había dicho perdón en meses, tampoco se había quedado tildado... -dijo Ray.
-Tampoco había metido a alguien a la banda tan pronto... -Murmuró Bob. Callaron todos, hasta que Mikey me miró sobresaltado.
-Un momento... ¡¿Fumaron juntos?! -Asentí. Los tres rieron.- Acá vamos de nuevo.
-¿Qué? -Pregunté.
-¿Qué nombre les pondrán las fans esta vez? -Dijo Bob, aún riendo.- ¿Grank?
-¿Wayro? -Dijo Ray.
-¿Iay? -Dijo Mikey, y estallaron todos en risas.
-A mí me gusta Frerard... -Dijo Gerard, que estaba en el humbral de la puerta del garaga, con su cerveza en la mano y un cigarrillo consumiéndose en su boca. Todos callaron y bajaron la vista, como si lo que estuvieran diciendo fuera malo.
¿Quién sabe? Quizás sí lo fuera, y yo aún no estuviese enterado.
-Frank... -me llamó. Dejé la guitarra en su lugar y lo seguí hasta el patio trasero. ¡Sí que había pasado el tiempo! Era de noche ya.
Se sentó en medio del parque, y yo lo acompañé. Nos quedamos en silencio; terminó su cerveza y la tiró.
-¿Qué fue eso? -Me atreví a preguntar. No respondió enseguida, lo pensó. Y mucho. Veía cómo, en silencio, el cigarrillo se consumía en sus labios. Y luego otro. Y otro. Y otro más.
Cuando iba por la mitad del quinto, me miró.
-¿No te gusta el nombre Frerard? -Me preguntó. No sé si era irónico o sarcástico, o si simplemente me lo preguntaba en serio.
-Gerard... no lo entiendo... -sonrió.
-Llamame Gee... -un cigarro más pasó por el ciclo de Gerard. Salía del atado, se posaba en sus labios, ardía con el fuego del encendedor y se consumía lentamente, al compás de la respiración de Gee.- Frerad es el compuesto de nuestros nombres. 'Fr' de Frank, 'Erard' de Gerard. También los otros que dijeron.
-Sigo sin entender... ¿Para qué fusionarían nuestros nombres? -Calló de nuevo. Me pasó un cigarrillo y fumamos juntos. - ¿Por qué rieron cuando les dije que habíamos fumado juntos? -Cambié mi pregunta.
-Nunca fumo con nadie... y menos les doy de mis cigarrillos... -miré el cigarro.
-¿Y por qué yo sí? -Calló de nuevo- Gerard... -se levantó y caminó, y algo me dijo que debía quedarme allí.
-Es fácil, -dijo Bob, sentándose a mi lado- hay una... 'leyenda' en esta banda... Cada vez que alguien inicia... inmediatamente se lo vincula con Gee... Hasta que paso una de dos cosas: o no pasa nada, o pasa lo que pasa...
-¿Lo que pasa?
-Lo que pasa, sí
-Y... ¿qué pasa?
-El Frerard... quizás exista...
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