-Halloween, ¿puedes dejar ese celular a un lado y escucharme? Cuida tu mochila, no vaya a ser que... -iba retando a mi adolescente hijo cuando lo vi venir.
Maldita sea. ¿Tanto le costaba dejarme en paz? Metió a Bandit en el mismo colegio a propósito... pero no podía enojarme con él.
Mírenlo. Caminando como si no hubiesen pasado doce años ya; con su Marlboro en la boca, sus anteojos de sol en su cara, y esa seductora sonrisa de siempre...
Basta. Iero, despertate. Estás casado, con un hermoso hijo de catorce años y sos feliz. Lo olvidaste, acordate. ¿Lo hiciste en realidad?
-Hall, andá a buscar a Bandit... -mi hijo de miró, perplejo.- Bandit Lee Way, quince años... preguntá si no sabés quién es... -mi hijo se retiró. ¡Dios, Iero! ¡¿Qué estás haciendo?! Amplió su sonrisa al verme asustado.
-Buenos días, Frank... -me susurró.
-¿Por qué lo hacés? ¿Tanto te custa dejarme en paz para que sea feliz? ¿Por qué aparecés cuando estoy a punto de olvidar lo de la última vez? Yo...
-Así que no lo olvidaste... -sonrió. Mierda.
-La puta madre, Gerard -dije entre gemidos y risas- estás loco...
-Por vos, sí -dijo, saliendo de arriba mío.
-Tres seguidos... llevamos dos horas nomás... ¿por qué tanto apuro?
-No hay ninguno, querido... ¿de nuevo? -callé, y él rió- ¡tocá fondo alguna vez, Iero! -lo besé.
-Nunca, querido. -Lo hicimos de nuevo. Una, dos, tres veces.
-Van cinco... ¿satisfecho? -reí.
-¿Por qué siempre me preguntás lo mismo? Sabés que nunca voy a tener suficiente de vos... nunca.
-Nunca, me dijiste... -me dijo, mientras tomábamos un café en un bar. A Halloween le había gustado Bandit, así que fueron a la casa Way, mientras nosotros aprovechávamos para hablar.- Por lo que entiendo, sigue siendo nunca... -reí.
-Callate, Way... sos un idiota...
-Pero un idiota sexy, ¿no es cierto? -sonreí. Siempre me hacía sonreír, aunque lo odiase; como ahora.
-El nunca se acabó. Desde que decidiste acabarlo vos. Desde que decidiste acabar conmigo, con todo lo que éramos.
-Vamos, Iero... ¿tenés miedo?
-¿Miedo de qué? Estúpido, ¿cómo voy a tener miedo de sacarme una foto?
-La cosa es que es desnudo... ¿te animás?
-Sólo si vos te animás... -rió.
-¡No seas imbécil, Iero! -me besó- voy a estar a tu lado cuando las saque... voy a estar besándote, y tocándote... -se relamió sus labios. Vi hacerlo, y sonreí.- Te gustó, ¿eh? -reí.
-Vamos, tarado, poné la cámara. -Me besó y corrió a poner el timer.
-Sabés que yo no lo hice...
-Ése, Way, es el problema... -dije, revolviendo el café.- ¿Cómo sé que no lo hiciste? -Me miró.
-Pensá... ¿Creés que quería humillarme a mí mismo? -fruncí el ceño. Aún se avergonzaba de nuestra relación.- Si hubiera sabido qué pasaría, no hubiera sacado esas fotos tan horrorosas... -suspiré- ...porque salí horrible al lado tuyo. -sonreí.
-¿Por qué lo hacés? -Se quedó callado- ¿Por qué volvés a mi lado cuando ya no me necesitás?
-Sos mi mejor amigo, Frank. Y sabés que siempre te amé...
-...te amo y te voy a seguir amando. Ya sé, ya sé, ya me lo contaste el cuento ese.
-No es un cuento...
-Pensé que Lynz era tu mejor amiga... -lo interrumpí. Rió.
-¿Aún estás resentido por los créditos de The Black Parade Is Dead!? Vamos, Iero. -rió.
-Me dolió, Way... y sigue doliendo. -Dije serio, lo que hizo que deje de reír.
-Lo siento, Frank... -dijo, tomando mi mano. La retiré suavemente. Suspiró, y devolvió su mirada a su café, tal y como yo lo hacía. Callamos.
Tomó la quinta foto, y se tiró arriba mío.
-¿Qué vas a hacer con las fotos? -le pregunté, tomando aire.
-Las voy a poner en Internet... -lo miré, con los ojos como platos. Él rió- Tarado, no es cierto...
-Imaginate qué pasaría si eso sucediera... por favor, Gee, no...
-Tranquilo, no lo voy a hacer...
-Y sin embargo lo hiciste...
-¡Qué no lo hice! -Exclamó histérico. Sonreí al ver cómo todo el bar lo miró- No lo hice, te digo... -susurró.
-Way...
-Iero... en serio. No. No lo hice. Tengo mejores fotos para poner en Internet. -Buscó en su teléfono. Genial, iba a mostrarme fotos de Bandit, y de Lynz, y de su casa... y de su hermosa familia. Me lo tendió y, mientras iba pasando, más me iba emocionando.
-Lo hiciste porque sabías que me ibas a encontrar hoy... por eso las cargaste...
-Callate, tarado, sabés que no lo haría. Seguí pasando... a ver si te gusta la once. -Pasé hasta la once, y no podía creerlo. Nuestra primera foto juntos. Juntos como pareja.
-Sos un idiota.
-Lo sé. Lo soy porque cuando pasó todo me fui, me escondí. No te expliqué lo que había pasado... Iero, sabés que nunca lo haría...
Dos días después, prendí mi notebook -aleluya- para ver qué decía de mí Internet (cosa que muy pocas veces hago). 'Frank Iero' puse en Google y en seguida me apareció el menú que se despliega debajo para las cosas más buscadas. La primera decía 'Frank Iero y Gerard Way desnudos'.
Le hice click, sonriendo al imaginar los fan arts. Pero no, no era ningún fan art, eran las fotos que Gerard había tomado. Todas estaban allí, sin ningún tipo de inhibición. No tapaban nada, estaba todo.
Rápidamente marqué el número de Gerard. Atendió Lynz.
-¿Lynz?
-¿Frank?
-¿Quién más?
-Pensé que eras Gerard...
-....
-¿Sabés dónde está?
-Eso mismo te iba a preguntar...
-No lo sé. Esta mañana, -miré el cielo, y estaba oscureciendo- prendió la notebook, estuvo diez minutos online y dijo que tenía que irse. No sé porqué, no sé a dónde... -Yo lo sé, querida Lynz: tenés más cuernos que un alce.- Y no sé con quién... -me paralicé.
Yo era su único amante, ¿no es cierto? Y lo era porque no podía estar conmigo, porque sin querer había embarazado a Lynz... ¿no? Porque... me amaba...
Nunca lo había pensado. ¿Qué tal si me había engañado, si se hizo pasar por un hacker y cobró el dinero de las fotos exclusivas... y huyó con otra?
No, Frank, no es posible... no lo es...
-No huí con nadie, eso lo sabés -reí.
-Es verdad. Te apareciste dos días después en mi casa con la ropa casi desecha. Idiota.
-Y decí que Jamia me recibió, porque sino...
-Y decí que no vio las fotos, porque sino te hubiera cerrado la puerta en la cara igual que yo.
-Tarado.
-¿Y qué querías que pensara? Era casi imposible que no hubieras sido vos...
-¿Es decir que ya no lo pensás? -suspiré.
-No lo sé... metiste a Bandit en la escuela de Halloween por eso, ¿no es cierto? Para jdoerme la vida con el pasado.
-No... lo hice para poder verte todos los días. Para poder pensar en vos cuando hacía el amor con Lynz. -reí. Siempre lo había hecho, lo sabía.- Para pensar que Bandit y Halloween eran adoptados, y que eran nuestros hijos. -Una lárgrima cayó en mi café.- Pensé que habías pedido un café nada más... mirá, ahí viene el mozo diciendo que sólo podés consumir las cosas de 'la casa'... la lágrima vas a tener que pagarla... -reí.
-No me hagas reír ahora... -calló.- Sos muy tierno...
-Lo sé... -lo miré. Egocéntrico, como siempre- ...oh, lo siento... seguí...
-Sos muy tierno... siempre lo fuiste...
-¿Pero?
-Pero sos Gerard Way.
-Sí... desde que nací... -reí.
-¡Basta! En serio lo digo...
-¿Ser yo es tan malo? -callé, y lo miré a los ojos, y él hizo lo mismo conmigo.
No, Gerard. No es malo, todo lo contrario. Sé que no lo hiciste. Sé que nunca lo hubieras hecho; siento cómo me amás, aunque después me cambies por Lynz. Veo cómo sentís al igual que yo. Veo en tus ojos cómo desearías nunca haber tomado esas fotos, cómo hubieras querido seguir con lo nuestro por el resto de los días... tanto o más que yo.
Bien, Frank. Hay tres opciones. Fáciles, no rápidas, y que podés hacer en este momento.
Podés mandarlo a freir churros, levantarte e irte, dejándolo con la cuenta atrás.
Podés vengarte de lo que él no es culpable, como tirándole el café encima.
Podés llevártelo a la cama y vivir feliz otros doce años.
-¿Mozo? La cuenta por favor...
El teléfono sonó, y yo atendí.
-Antes de cortarme, escuchame...
-¿Qué querés? Rápido, no tengo tiempo para idioteces.
-Te amo. Siempre te amé, te amo y te amaré por siempre.
-¿Por qué no te inventás otro cuento? Gerard, sos un idiota. Si me amaras no hubieras hecho... eso.
-Yo no lo hice.
-¿Entonces quién? ¿Quién más tenía acceso a las fotos? ¿Quién más necesitaría la plata? Vos. Sólo vos, un "ex" drogadicto, un "ex" alcohólico... ni vos te lo creés ese cuento, Gerard, con toda la plata que obtuviste te compraste kilos y kilos de marihuana, y litros de vodka. La próxima vez que quieras alcohol, tomate un Valium con Speed, haceme el favor. -lo oí lloriquear por el teléfono.
-Frank... por favor, no digas eso... sabés que te amo...
-¿Que me amás? Si me amaras nunca lo hubieras hecho. Way, alejate de mí, salí de mi vida. Nunca más quiero verte, sabelo.
-¿No me querés volver a ver?
-No. Claro vos querés que nos vean juntos, así seguís cobrando...
-No, tarado, Me importa un bledo la prensa, el dinero, que nos vean en público. Te quiero a vos...
-Conseguite a otro idiota que te crea ese cuento. O hacela famosa a Lynz. Se lo merece por hacerte tan feliz...
-....
-Chau, Gerard.
Irrumpimos en la habitación del hotel como la última vez. Tranquilos, como si nada. sin hablarnos ni mirarnos.
Me senté en la cama, y él cerró la puerta, dándole doble vuelta a la llave.
Lo miré, él me miró. Nos miramos, tan profundamente como la última vez que habíamos estado en la última ocasión.
Se acercó a mí, y puso sus labios contra los míos. Lentamente fue abriendo la boca, y yo lo seguí. Sentí su lengua recorrer cada uno de los rincones de mi boca. Nuestros sordos gemidos se colaban en nuestra respiración, iban al compás.
Me fue acostando en la cama, sin dejar de besarme.
Idiota, siempre lograba quedar de arriba. Siempre lo había logrado.
Me sacó la ropa, y yo hice lo mismo con él. Lo hicimos dos, tres... cinco veces.
Se acostó a mi lado, mirándome con los ojos llorosos.
De la mesa de luz sacó un Valium. Luego, una Speed. Me miró, y yo empecé a desesperarme.
-Decime. Si querés que lo haga, ahora es el momento. -Suspiré. Tomé en mis manos el Valium, y lo tiré por la ventana.
Tomé
-Ahora que tomé esto... tengo energías de sobra. ¿Una más? -Sonrió. Tomó otro poco, y me besó.
-¿Una foto? -Lo observé.- Necesito una de nosotros dos juntos para mi Notebook. -Sacó la cámara, y la ubicó como para que sólo nuestras caras se vean.
Lo miré, y sonrió para la cámara; pero ahogué su sonrisa con un beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario