Autor: Helena Black
Clasificacion: Para todo público.
Género: Drama, Muerte.
Advertencias: Muerte de un personaje.
Parejas: Frank - Gerard.
Notas de autor: Este es el cumplimiento un reto que me fue dado y fue cumplido.
Helena Black, te reto a escribir un OS Frerard donde los personajes por el motivo que sea despiertan encerrados en una habitación a oscuras (?)
Bloody games
―¿Qué es esto? ―dijo Gerard abriendo los ojos―. ¿Dónde estoy? ¿Mikey? ¿Mamá? ¿Dónde están? ―pero nadie le contestó. No sabía si estaba ciego o si estaba en total oscuridad, pero no veía nada.
―Mhm… ¿dónde estoy? ―susurró alguien en alguna parte de la habitación.
―¿Quién es? ¿Quién está ahí?
―Mi cabeza… me duele… ―volvió a decir esta persona. En ese mismo momento, una pequeña televisión se encendió, mostrando a un extraño payaso.
―Buenas tardes, caballeros, quiero jugar a un juego. ―Gerard se refregó los ojos para acostumbrarse a la luz, y vio a un hombre atado a la pared al otro lado de la habitación―. Me presento ante ustedes: soy Jigsaw, conocido por toda esta ciudad llena de ratas.
―¿Jigsaw? ―susurró Gerard, entendiendo todo aquello. Miró al hombre al otro lado de la habitación y el pánico empezó a recorrerle las venas―. ¡AYUDA! ¡POR FAVOR, AYUDA!
―No hay modo que te escuchen, Way ―dijo Jigsaw en la televisión―. Estás a diez metros bajo tierra, en un bunker utilizado en la segunda guerra mundial por los rusos, a ciento setenta kilómetros de Oklahoma. ―Gerard calló, y se dio cuenta de que el otro hombre lo miraba expectante―. Gerard Arthur Way Lee, has pecado. Has desperdiciado toda tu vida en prostíbulos siéndole infiel a tu mujer. Has desperdiciado su amor incondicional en prostitutas y alcohol. Has golpeado hasta la muerte a un travestido sólo porque te repugnaba la idea de acostarte con un hombre vestido de mujer.
―Payaso ridículo, ¿qué hago yo acá? ―interrumpió el hombre― No me acosté con ninguna prostituta ni nada. ―Una descarga eléctrica recorrió su cuerpo.
―Has malgastado tu vida en las drogas y robándole a gente inocente, trabajadora y que no ha hecho más que servirle a este Estado y a esta sociedad, Frank Iero. En un estado de drogadicción total has golpeado a dos hombres que se estaban besando en la vía pública. Por eso mismo, los castigaré. ―Los dos hombres se quedaron callados, atentos a lo que el payaso de la televisión estaba dispuesto a decir―. Ambos recibirán su merecido por igual.
―Largalo ya, payaso patético. No tengo toda la vida para escucharte. ―Jigsaw se carcajeó.
―Claro que la tienes, Iero. Si no pasás esta prueba el día de hoy, tu vida terminará. Y no queremos que eso pase… ¿o sí? ―Jigsaw volvió a reír y Frank se calló, algo aterrado.
―¿Qué debemos hacer, Jigsaw? No alarguemos las cosas, por favor, decinos qué debemos hacer.
―Oh, querido Way, se les diré a continuación: dentro del estómago de cada uno de ustedes yace la escapatoria del otro. Way, dentro tuyo hay una llave la cual abre las cadenas de Frank. Iero, dentro tuyo hay un pequeño antídoto con la cura para el veneno que le he introducido a Gerard en la sangre hace un par de horas… es decir que, más o menos, les quedan seis horas. Que las disfruten ―el televisor se apagó.
*
―Y… esta es mi esposa ―susurró Gerard mostrándole una fotografía a Frank. Cinco horas habían pasado desde la última aparición del payaso en la televisión, y Gerard comenzaba a sentir náuseas y a toser, que suponía era por ese veneno que Jigsaw le había metido en las venas.
―Oh… linda. Me gustaría poder mostrarte fotos de mi familia, pero… no tengo una.
―¿No? ¿Padres, hermanos, tíos?
―En lo absoluto. Todos muertos, enfermos terminales, en algún basural tirados en estado de ebriedad o drogadicción. Soy el único que aún se las arregla.
―Siento escuchar eso, Frank. ¿No hay nadie que te reporte como desaparecido o cosas así? ―Frank negó.
―En lo absoluto, mi amigo. Todos me han de odiar por la forma en los que he tratado o se deben odiar a sí mismos. Estoy solo en este planeta y no hay nada que yo pueda hacer. ―Gerard se acercó suavemente, rozando sus labios con los de Frank.
―¿Seguro? ―se indujeron en un beso apasionado, poco común. Entonces Frank sintió algo punzante en su estómago, y gritó del dolor.
―¡¿Qué mierda estás haciendo?! ―le gritó a Gerard viendo la punzante piedra que había utilizado para herirlo.
―Lo siento Frank, pero me curaré y seré completamente inocente por el resto de los días. Si nadie te reporta como desaparecido o duda de tu paradero, entonces no tendré ningún problema. ―metió su mano en el estómago de su nuevo amigo buscando algún tipo de recipiente; cuando lo encontró, lo sacó automáticamente. Limpió los restos del pequeño recipiente y se lo tomó de un trago. Vomitó un par de veces un especie de líquido color violeta que se mezcló con la sangre que chorreaba del cuerpo ya sin vida de Frank.
Cayó de bruces al suelo entre el vómito y la sangre, temblando de los escalofríos.
―Oh, Way ―dijo Jigsaw ahora en la televisión― qué equivocado estabas. Así como has traicionado a tu esposa, lo hiciste con alguien que ahora te tenía confianza. Espero que desde ahora, en tu otra vida, entiendas el poder de la fidelidad en un individuo. Que tengas una dulce muerte.