martes, 14 de febrero de 2012

Aubrey

Título: Aubrey.
Autor: Xylo Brytes.
Clasificación: para todo público.
Género: desconocido. ¿Drama?
Advertencia: ninguna. 
Parejas: ninguna. 


Nota de autor: publicado originalmente el once de septiembre del 2009; la historia tiene la escritura original de cómo escribía yo en el 2009. 





Reía y reía, sin saber por qué. Los desconocidos en la barra del bar la hacían sentir tan bien.. ya los consideraba sus amigos. Seguía riendo, aunque sus nuevos amigos no dijeran nada gracioso o, peor aún, no dijeran nada. Abrazó a uno de ellos, el que se sentaba a su lado izquierdo. Un pingüino se acerca a ella, preguntándole si quiere más, como otras seis veces anteriores. Ella acepta, aunque no sabe qué, pero acepta. Vuelve a reír sin causa y, tras varios minutos, el pingüino vuelve dejando en frente de ella un gran vaso y se retira.

Ella deja de reírse y se pone en un plan analizador. Observa detenidamente el vaso, analizando el líquido de arriba abajo. ¿Era el mismo líquido que había bebido hacía unos minutos? Se veía como tal, pero quería saberlo, así que bebió un sorbo. No era lo mismo, era mil veces mejor. Hizo fondo blanco, sintiendo el gusto de ese exquisito elixir. Elalcohol ya le quemaba la garganta, aunque no podía parar.

Había tres cosas a las que no quería, a las que no debía, pero se había adictado: alcohol, cigarros y.. él. Se levantó, tambaleante. No sabía de dónde venía el equilibrio, ya que veía todo borroso; se tambaleaba de un lado para el otro, y tenía umchas náuseas. 

Pagó la cuenta, con una muy grande propina sin darse cuenta. Salió a la calle y caminó hacia la derecha, poe donde recordaba que había llegado allí. 

Recorrió una cuadra y se tomó de un poste de luz; sintió náuseas, más de las que ya había sentido. Un líquido ácido se coló por su garganta, y luego salió por su boca; sí, había vomitado por su estado de ebriedad. 

Se sentó en el piso y, al principio, prácticamente lloraba cerveza. Cada vez más, sus lágrimas se fueron convirtiendo en recuerdos. En recuerdos sobre él; por él había caido en el cigarro y la cerveza, y.. lo odiaba. Lo odiaba con su alma, pero el amor y el fanatismo era mucho más fuerte que su odio. 

Se había puesto la meta de conocerlo, para decirle cuánto lo amaba; ahora lo conocería para poder matarlo con sus propias manos.

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