jueves, 29 de diciembre de 2011

Desvaríos nocturnos

Recuesto mi cabeza suavemente en la almohada y me sumerjo en el mundo de lo desconocido. ¿Hace cuánto estoy acá tendida? ¿Una hora, dos? No puedo dormir. Las estrellas se calan en mi retina como rayos de algún láser, muy brillantes en la oscuridad a estas horas. ¿Es eso la luz del sol amaneciendo o soy sólo yo imaginando? No puedo prender la PC, me oirían y me mandarían a dormir.

¿En serio no puedo desconectarme de todo esto? ¿Por qué mi inconsciente sigue pensando en estas cosas? No es justo, quiero dormir. Quiero pensar en música, en viajar, en mis programas favoritos, en las películas que vi ayer. ¿Por qué tengo que pensar en esto? No quiero, no quiero, no quiero.

Puto mosquito. ¿Es eso un mosquito? Por favor, que no sea una cucaracha voladora. Por favor, por favor, por favor. No, se fue, no escucho más su ruido. No, ahí está de vuelta. Me voy a tapar hasta la cabeza.

Mierda, no respiro. Voy a sacar la nariz afuera de mi cueva, así puedo dormirme. Wait, afuera está frío. Voy a entrar la nariz. Mierda, vuelvo a ahogarme. Me voy a destapar y que sea lo que Dios quiera.

¿Qué hora es? ¡¿Ya son las seis?! ¿Cómo se pasó tan rápido el tiempo? Los pájaros ya empiezan a molestarme. El gallo del vecino ya cantó, que lo jodan. Aún no dormí y todos ya se despiertan.

Mierda.

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